sábado, 20 de marzo de 2010

Un trocito de Oriente

Aunque las técnicas de la impresión xilográfica ya se conocían en Japón desde el siglo VIII, se perfeccionó en el siglo XV unida a la publicación de textos y libros.

La mayoría de las xilografías de la era EDO eran obra de artistas poco conocidos y se usaban en la impresión de sencillos libros de entretenimiento y material didáctico. Las láminas de tinta eran monocromas y más adelante se iluminaron, primero con rojo bermellón, verde y amarillo introduciéndose la policromía en el siglo XVIII.

Los libros ilustrados se hicieron muy populares y fueron apareciendo libros sobre las costumbres y las fiestas con estampas de artistas famosos. Especialmente grande era la demanda de libros con escenas sobre el barrio del placer y sus cortesanas, y sobre el teatro y los actores del KABUKI, eran los llamados “EHON” (libros ilustrados).

Al principio las ilustraciones no iban firmadas, aunque se trataba de grabados de calidad, de ahí que se pueda suponer que algunas de ellas fueran obra de Moronobu y otros artistas que más adelante serían reconocidos como importantísimos maestros de la xilografía.

Las escuelas japonesas basaban sus enseñanzas en las copias de modelos que consideraban que concentraban con gran exactitud la experiencia pictórica de siglos. Su fin no era que los alumnos consiguieran la imitación externa de los estereotipos, sino que captasen el sentimiento que anima la pincelada, cuyo movimiento debía coincidir con el modelo. Se enseña que la mirada no sólo debe comprobar la forma de las líneas, si no que con el mismo cuidado debe comprobar los espacios intermedios. Las líneas se trazan de una sola vez; el alumno tiene que dominar la técnica hasta conseguir que el trazo sea correcto al primer intento, ya que no es posible corregir un dibujo a tinta china. La suma de los motivos y rasgos estilísticos configuraban una escuela determinada.

El grabado se caracterizaba por la temática que introduce, que pretende mostrar “el mundo que fluye” el mundo fugaz y efímero, la vida cotidiana, figuras femeninas, escenas eróticas, hechos históricos, espectáculos, fiestas paisajes, etcétera. La gran difusión está directamente relacionada con la venta fácil de estas obras que tenían una gran demanda entre la clase media ya que tanto se vendían en libros y carpetas como en hojas sueltas.

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